En una nueva era donde la tecnología atraviesa la mayor parte de los aspectos de la vida diaria, las ciber amenazas son un riesgo cada vez más frecuente. Es común que recibamos mensajes o correos en nuestras cuentas personales con información falsa o sospechosa que busca acceder a nuestra información privada.
Este problema se extiende a toda la sociedad, siendo las empresas uno de sus principales blancos. Según Check Point, consultor global de seguridad informática, los ciberataques a empresas han aumentado un 59% en 2022 en comparación con lo sucedido en 2021. Esto demuestra que a pesar del sector al que pertenezca una organización, si no se adoptan las medidas y controles necesarios para proteger la seguridad de la información, en cualquier momento se puede ser víctima de un ataque, comenta Álvaro Núñez Romero Casado, profesor del Máster en Seguridad Informática de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Los hackers surgieron la década de 1960 motivados por la curiosidad de aficionados a la informática, sin embargo, esta cultura evolucionó y se transformó en grupos que realizaban esta actividad con fines malintencionados. En respuesta a esta situación, también surgieron los hackers éticos dos décadas después.
Estos profesionales de la seguridad informática se especializan en utilizar sus habilidades y conocimientos para encontrar puntos vulnerables en los sistemas y redes para mejorar su protección. A diferencia de un ciberdelincuente (o cracker), que busca su propio beneficio, los hackers éticos realizan un contrato con la organización, obteniendo un permiso legal y explícito para realizar pruebas de seguridad en los sistemas y redes.
Toda empresa de cualquier tamaño y sector puede beneficiarse del trabajo de un hacker ético. Si la organización maneja grandes cantidades de datos sentidos como las entidades financieras, hospitales o instituciones públicas, es mucho más necesaria la presencia de un grupo de profesionales que asegure sus sistemas, agrega Romero Casado.
Ahora, la figura del hacker ético es cada vez más relevante para prevenir y mitigar los riesgos cibernéticos. Por esta razón, su formación requiere un alto nivel de habilidades técnicas en seguridad informática como evaluación de código, técnicas de hacking web, evaluación y explotación de vulnerabilidades en sistemas y redes, seguridad de las redes inalámbricas, o servicios VoIP, entre otros. Actualmente esta oferta es muy variada, desde cursos básicos hasta formación de grado superior y cursos especialistas.
Mantener nuestros sistemas y redes seguros no es una tarea sencilla, por eso lo recomendable es contratar los servicios de un hacker ético de manera regular y que sea parte integral de las políticas de seguridad de todas las empresas. La seguridad cibernética es algo dinámico, está en constante cambio y cada día pueden surgir nuevos problemas. Además, el profesor del Máster en Seguridad Informática de UNIR añade que contar con la presencia continua de un profesional puede hacer un gran cambio en caso de sufrir un incidente de seguridad, acelerando el proceso de identificar el problemas e implementar una solución efectiva.
Si bien la palabra hacker conlleva la idea de alguien que comete un delito, la rama ética de esta actividad es una pieza clave e indispensable en nuestra época que no debe ser considerada a la ligera, sino como una inversión que asegura nuestra protección.