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Compras no autorizadas o contacto con desconocidos, cómo proteger a los menores en los videojuegos multijugador

Los videojuegos han ganado un gran terreno en la actualidad. Desde su nacimiento en 1952 con el juego OXO, mejor conocido como ‘tres en raya’, los videojuegos son una parte inamovible en el entretenimiento de todas las generaciones. Con su evolución, sus temáticas han ido variando lo que ha puesto en debate si realmente deberían estar al alcance de los más jóvenes.

La realidad es que los videojuegos sí tienen una influencia en las personas, pero lo hacen de formas muy diversas. Según Ángel Manuel Zurita Fernández, profesor del Grado en Diseño y Desarrollo de Videojuegos de UNIR, en la mayoría de los casos, estos significan un tiempo de desconexión y entretenimiento, una vía de escape de la rutina, que permite relajarse y divertirse. Además, muchos también aportan ideas o reflexiones de la misma manera en que lo hacen los libros y las películas.

Actualmente, la mayoría de niños y jóvenes prefieren los juegos con experiencias multijugador, es decir, aquellos que se desarrollan a través del contacto y cooperación con otros jugadores, en los que pueden formar nuevas amistades.

Naturalmente, esta modalidad puede convertirse en una plataforma que facilite el acceso a información personal, mucho más al tener contacto con jóvenes.  Por ejemplo, la Federal Trade Commission de EE. UU. ya multó a Epic Games, propietaria del juego Fortnite, con 520 millones de dólares por vulnerar la privacidad de los menores, así como por incentivar las compras no deseadas a través del juego. Además, la plataforma mantenía el chat de los menores abierto por defecto, exponiéndoles al contacto de adultos.

Esto no quiere decir que el acceso a los videojuegos deba ser negado dentro de los hogares pues los mismos pueden ser útiles para que los más jóvenes mantengan el contacto o una afición común con familiares y amigos. Como padres, la responsabilidad está en dedicar el tiempo suficiente para dialogar con los hijos y averiguar más sobre una característica fundamental, el control parental, destaca el académico.

Zurita Fernández recalca que todos los videojuegos que tienen un gran porcentaje de niños y jóvenes jugando cuentan con sistemas de control parental y protección que limitan el acceso a ciertos aspectos que pueden ser dañinos para ellos. Estas protecciones van desde impedir el acceso al contenido completo hasta solicitar confirmaciones adicionales en acciones sensibles como ingresar fondos o activar chats de voz.

El control parental no siempre está activo por defecto, por lo que es fundamental revisar su configuración de forma atenta. Algunas protecciones se desactivan al alcanzar la edad de consentimiento digital, que oscila entre 13 y 14 años, sin embargo, de forma general, no existe una forma de burlar esta característica. También es posible que un menor se descargue un juego a escondidas y sin que se enteren los padres, por eso es importante ser parte de las decisiones que tomen los hijos en este aspecto.

Algunas recomendaciones son mantener el chat de voz desactivado o permitir su activación solo con amigos, ya que se puede establecer una autorización paterna para agregar nuevas personas. Respecto a las compras, es importante no tener guardada ninguna tarjeta en la cuenta del juego y así evitar las compras por error o impulso. Desde su punto de vista, hablar con los niños y hacerlos parte de las decisiones es importante, explicándoles todos los riesgos que pueden existir y llegando a acuerdos mutuos que promuevan acciones para su propia seguridad.