La rana amarilla venezolana (atelopus carbonerensis) es un anfibio que es también conocido por el nombre de ramita amarilla carbonera o sapito amarillo de la carbonera.
Esta especie habita en la carbonera, un lugar de los Andes Venezolanos. En los años 70 abundaban en los bosques de San Eusebio (Estado Mérida), pero hace un poco menos de 30 años casi no se ven, y actualmente está considerada en peligro de extinción.
Características de la rana amarilla venezolana
El Atelopus Carbonerensis o rana amarilla Venezolana es una especie de sapo que a lo largo de su cuerpo tiene salpicaduras de manchas marrones.
Presentan un importante dimorfismo sexual, puesto que las hembras pueden medir hasta 5,4 centímetros y los machos no exceden los 4,6 centímetros.
Sus rasgos distintivos la diferencian de otras especies, ya que no solo su color y sus manchas la distinguen, también su hocico puntiagudo y proyectado.
Esta rana se alimenta de arañas pequeñas e insectos y sin sumamente activas durante el día.
Ambiente donde habita la rana amarilla venezolana
La rana amarilla venezolana proviene de Venezuela y solo se han encontrado ejemplares en los Andes de Venezuela; específicamente en el bosque de San Eusebio (en la carbonera). Pueden vivir en un ambiente frío, a una altura de entre 2400 a 2600 metros sobre el nivel del mar.
Realidad de la rana amarilla venezolana
Con un promedio de vida de máximo 10 años, el proceso reproductivo de la rana amarilla Venezolana es considerablemente lento, lo que ha hecho casi imposible su conservación.
La disminución porcentual de estos bellos ejemplares en los últimos 30 años ha sido progresiva y alarmante, y diversos estudios realizados han demostrado que cada vez es mas difícil encontrar ejemplares de esta especie.
Incluso, el ultimo avistamiento tuvo lugar en el año 1998 y desde entonces se ha realizados múltiples búsquedas y expediciones sin resultados positivos.
Peligros que enfrenta la rana amarilla venezolana
Su casi desaparición se debe al impacto de un hongo negro quitrido (Batrachochytrion dendrobatidis) una agente micótico de tipo patógeno que afecta a los anfibios.
Sumado a esto, las alteraciones climáticas, la deforestación y la introducción en su hábitat natural de otras especies foráneas como la rana toro, el salmón y las truchas ha representado un peligro para su ecosistema.
La ganadería y la agricultura no sustentables han contaminado su hábitat con químicos que se vierten en los ríos; no obstante, el peligro más grande sigue siendo el hombre, que a través del comercio ilegal las utilizan como mascotas.
¿Qué se ha hecho para conservar a la rana amarilla venezolana?
Actualmente se están elaborando estudios para determinar las causas de la casi desaparición de estos ejemplares, ya que la única manera de pararlo es saber a fondo que los puso en riesgo, pero por el momento no se han tomado medidas concretas.
De la rana amarilla venezolana no se conocen ejemplares que se hayan reproducido en cautiverio, lo que nos indica que todo el proceso de recuperación debe hacerse en su habitad natural.