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La escritura desde el oficio y el aprendizaje

La rigurosidad y la autoexigencia con la que escribe sus artículos y poemas, fueron las mismas premisas que le atraparon de la metodología online aplicada en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), para animarse a estudiar y concluir la maestría en Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana. Tan satisfecho quedó que quiso probar la misma suerte con un segundo posgrado, esta vez en Escritura Creativa, para el que ya prepara el TFM.

Aníbal Fernando Bonilla Flores, periodista de profesión, nacido en Otavalo hace 46 años, se siente afortunado por haber incluido en su pasión por la literatura un viaje formativo que considera esencial y que le complementa en la práctica de la escritura.

“Para mí fue una experiencia definitiva. Por un lado, ha sido una gratificante navegación académica sobre la teorización de la literatura en general. Y con la segunda maestría se me han abierto las puertas a un universo que realmente no lo tenía dentro de mi alcance en esa dimensión de entender ciertos aspectos para el propio ejercicio de la literatura”, confiesa.

Los méritos contraídos por Aníbal quedan reflejados en sus libros ( ‘Gozo de madrugada’, ‘Íntimos fragmentos’, ‘Tránsito y fulgor del barro’…), poemarios en su mayoría -él se siente poeta por los cuatro costados-; aunque también lúcido y hábil en las procelosas aguas de la actualidad recogida en el ensayo ‘Tesitura inacabada’, conjunto de artículos publicados en el diario El Telégrafo donde despliega su visión acerca de la literatura, el arte, el amor y la vida, sin concesiones ni adornos, sí con un compromiso social inalienable.

Reconocimiento de UNIR

Esta última obra, una reflexión metaliteraria sobre el ejercicio de la escritura, es un eslabón más en su ya fructífera trayectoria de dar sentido a la página en blanco, de darles ritmo y belleza a frases y palabras, y que UNIR ha querido reconocer y premiar en su conjunto.

Al saber la noticia, Aníbal se siente honrado. Para él supone la reafirmación “de que no me equivoqué al elegir la senda de la literatura”. Y vuelve a destacar la significancia de las maestrías y “del aliento que brinda UNIR a sus alumnos para llegar hasta el final, depurando el empeño hasta alcanzar la meta”, subraya.

Aníbal el día de su graduación en la maestría de Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana. Aníbal el día de su graduación en la maestría de Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana.

De sus palabras se desprende la cultura del esfuerzo. No espera la llegada de las musas para susurrarle al oído. Por el contrario, tras su quehacer literario hay un trabajo denodado con lo escrito, de lecturas y relecturas, de dar forma a ese verso que pide a gritos rimar en eco. “Es más que la inspiración, la transpiración que debe tener la piel como texto”, dice; para lo cual, continúa, “más allá de un soplo de automatización, está la labor minuciosa que amerita tiempo, silencios, pautas…”.

Expresión en verso

El poeta recuerda su vocación temprana desde la infancia y algunos zarpazos al romanticismo que tiempo ha dejó atrás. Ahora su lírica transita por un estilo existencial: “La génesis de mi literatura y mi poesía es una visión solitaria del ser humano como tal, desde los planteamientos universales, desde la propia vida, la propia muerte, del propio amor y desamor”. Y así se desborda el sentimiento estético por medio de la palabra:

Poesía

mirada oculta del hombre,

abalorio aprisionado en el río,

cálida tarde 

testigo del primer beso…

Aníbal toma el pulso a la coyuntura contemporánea: “Lo circundante nos sitúa en una perspectiva que nos permite cavilar lo que Ernesto Sábato siempre reflexionó sobre el hombre frente a su circunstancia”, señala.

Inmersión en la realidad

El amante de las letras no obvia la vorágine de la modernidad en la que la literatura está inmersa, circunscrita a los designios tecnológicos y de la digitalización. “Me he cuestionado sobre todo el tema de la calidad literaria. Esa urgencia de publicar y postear nos impide tener la calma necesaria para que los textos puedan leerse de una forma adecuada”, observa.

Sin embargo, otra vez frente a las circunstancias, el escritor dice aprovechar las ventajas de las nuevas modalidades de divulgación y de promoción “que nos permiten tener una amplia amalgama en ese inmenso universo de la navegación internauta y que nos hace más cercanos, pese a las distancias”.

Bien lo ha experimentado en su camino de aprendizaje con UNIR, donde no faltaron ni faltan en sus dos maestrías, recursos virtuales a los que acudir para abordar asignaturas que le han permitido a Aníbal progresar en la evaluación continua, así mismo familiarizarse aún más, y de forma activa y práctica, con el mundo digital. “Me sirvió para acércame a asignaturas como aquella que aborda la Literatura desde la historia, desde nuestros cronistas, y que nos permite una deconstrucción más amplia de lo que podría ser la enseñanza que se tuvo en el pregrado”, afirma.

Aprendizaje continuo

Tampoco le ha faltado el apoyo de sus profesores, a quienes valora su alta calidad docente. “Siendo ellos muy rigurosos y cabales en el cumplimiento del programa, hicieron posible una relación fraterna desde la perspectiva humana”, reconoce. Y es que en su papel de alumno no es un verso suelto, más bien asume el momento de absorber como esponja otros espacios del conocimiento, que a la postre le dan pálpito y pulso nuevos y estimulantes al escritor.

Por eso, Aníbal se arrima a su interés y proclama la presencia de la Literatura en los planes universitarios y en cualquier etapa formativa, porque “promueve el desarrollo de los sentidos, sensibiliza al ser y brinda elementos de crítica y autocrítica para comprender los fenómenos socioculturales y políticos”, asegura con firmeza.

Escuchándole hablar sobre el rol del escritor es fácil adivinar por qué su pensamiento brota de manantial sereno y referencia tanto la obra de Alejandra Pizarnirk y la de César Vallejo. Igualmente, no extraña su atracción por héroes como El Quijote o querer encarnar las circunstancias de ‘Los poetas malditos”, emular el tipo de vida y literatura de aquellos Rimbaud, Mallarmé, entre otros.

Aníbal Fernando Bonilla Flores, testigo delirante de su época como le gusta definirse, ha hecho de su orfebrería propia y ajena, motivo de atención y de reconocimiento por la Universidad Internacional de La Rioja. Sirva su alma literaria para ilustrar la presencia del poeta en nuestra sociedad: “Quien con su palabra intenta hacer más llevadera la tormentosa condición mundana, y aún más sublime, intenta humanizar la vida”.

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