La salud mental a menudo se relega a las sombras, enfrentándose a una barrera invisible: el estigma. Este crea un entorno en el que los pacientes encuentran obstáculos para buscar ayuda, comprensión y aceptación. Raquel Escortell, docente del Área de Psicología de la Educación y Psicobiología de la Universidad Internacional de La Rioja – UNIR, destaca algunos estereotipos más comunes y erróneos:
- A mí no me va a pasar.
- El trastorno mental es sinónimo de locura.
- Las enfermedades mentales no tienen cura.
- Estas personas no pueden vivir en sociedad porque no se adaptan o son violentas.
La sociedad ha repetido constantemente estos estigmas, generando falsas creencias que impiden que las personas acudan al psicólogo o psiquiatra. Desde enero del presente año, el Ministerio de Salud de Ecuador empezó por primera vez el proyecto fortalecimiento de Salud Mental, dentro del primer trimestre se atendió a 600 mil personas. La docente Escortell menciona que todavía hay países en los que es muy complicado lidiar con los prejuicios. Las personas pueden tener problemas para buscar empleo, encontrar pareja, tener un grupo social y acceder a un tratamiento dentro de los servicios públicos. El silencio social es una forma de acrecentar los tabús y prejuicios. Si no se habla, no existe. Por ello, los testimonios de famosos benefician a dar visibilidad y naturalizar estas enfermedades.
Para reducir el estigma, la clave es la educación y depurar viejas creencias estigmatizantes. Los medios de comunicación y redes sociales pueden normalizar y concienciar sobre la importancia de la prevención y el cuidado mental. La docente de UNIR, recomienda que los pacientes deben creer en ellos, tomar el control de la situación y demostrarle al mundo que sí pueden y romper estos estigmas.