Las comunidades afrodescendientes e indígenas Awá que habitan en la región fronteriza entre Ecuador y Colombia han enfrentado durante mucho tiempo una alta vulnerabilidad frente a la inseguridad alimentaria, exacerbada por la crisis climática, la migración, la falta de acceso a servicios básicos y las secuelas del conflicto armado. A ello se suman desafíos provocados por la degradación de los ecosistemas (páramo, manglar, bosque húmedo tropical y bosque seco), la seguridad alimentaria y nutricional de estas comunidades se ha vuelto crítica, concluye el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés).
En respuesta a este panorama, el Proyecto Binacional de Adaptación, implementado por el WFP con un financiamiento de USD 7 millones del Fondo de Adaptación, permitió que más de 15.000 personas de 65 comunidades afrodescendientes e indígenas Awá de las cuencas Mira, Mataje y Guáitara-Carchi, en la frontera entre Ecuador y Colombia diseñen e implementen medidas de adaptación al cambio climático con énfasis en seguridad alimentaria y consideraciones de género.
De acuerdo a Matteo Perrone, representante de WFP en Ecuador, estas comunidades están tomando el control de su futuro. “Esta iniciativa refleja el fuerte compromiso y la capacidad de las comunidades para liderar e implementar medidas clave como el acceso a agua segura, el desarrollo de parcelas resilientes y la conservación de sus bosques y manglares, adaptándolas a sus necesidades más urgentes”, explica.
El proyecto, implementado entre 2018 y 2024, benefició a 28 comunidades Awá y 37 comunidades afroecuatorianas en las cuencas Mira, Mataje y Carchi Guáitara, abarcando las provincias de Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos. Gracias a esta iniciativa, 12.000 habitantes de 44 comunidades ahora cuentan con sistemas de agua segura, lo que ha mejorado tanto la preparación como el consumo de alimentos. Estas comunidades ahora cuentan con el 100% cobertura de agua segura para el consumo.
Las medidas implementadas también han resultado en ahorros significativos para las familias participantes, quienes han reducido sus gastos alimentarios en hasta USD 38 mensuales, una cantidad que representa un 14% del costo de la canasta básica en Ecuador. Asimismo, el tiempo dedicado a obtener alimentos se ha reducido en promedio en 55 horas al mes, permitiendo a las personas destinar ese tiempo a otras actividades productivas.
La mejora en el consumo de alimentos y la diversidad alimentaria ha sido notable, con un aumento del consumo aceptable de un 51% en 2019 a un 75% en 2023, mientras que la diversidad de la dieta ha pasado de un 14% a un 90% en el mismo período. A la par, se ha logrado la conservación de 16.000 hectáreas de bosques y manglares, gracias a una estrategia integral de gestión social y resiliencia de los ecosistemas.
“Hemos llevado proyectos a comunidades remotas. Nuestra cercanía con estas comunidades nos permite trabajar de la mano con su gente, convirtiéndolos en los protagonistas de su propia transformación. Su empoderamiento ha sido fundamental para alcanzar estos logros», añade Perrone.
Inginio Castillo, líder comunitario ha dedicado su vida a la protección, conservación y reforestación de los manglares en la provincia de Esmeraldas, y explica que los manglares representan el derecho al trabajo, a la vida y a permanecer en su territorio sin depender de decisiones externas. «Vemos el manglar como algo integral, somos parte de él. Para nosotros, hablar del manglar es hablar de nuestras propias vidas», expresa.
Además, 2.900 habitantes de 19 comunidades han establecido parcelas integrales y resilientes, diversificando así su dieta con alimentos sanos y nutritivos, lo que ha mejorado significativamente su consumo alimentario.
Esta iniciativa se implementó mediante un trabajo coordinado entre el Programa Mundial de Alimentos, las carteras de Estado de Ambiente, Agua y Transición Ecológica; Agricultura y Ganadería, además de la Comarca Afroecuatoriana del Norte de Esmeraldas, la Federación de Centros Awá del Ecuador, los Gobiernos Provinciales del Norte de Ecuador y la academia.