El linfoma se origina cuando las células comienzan a crecer sin control y aparece con más frecuencia en los ganglios linfáticos de la parte superior del cuerpo.
Las localizaciones más frecuentes en donde se desarrolla este tipo de cáncer es en el brazo, hígado, médula ósea, tórax, cuello o axilas. Se desconoce la causa de esta patología sin embargo es más común entre personas de 15 a 35 y de 50 a 70 años de edad.
Las personas que han pasado por una infección del virus de Epstein-Barr (VEB) y VIH están en mayor riesgo de sufrir de Linfoma que el resto de la población. Por lo general, uno de los principales síntomas es la inflamación de los ganglios linfáticos continuando con:
• Sentir cansancio todo el tiempo
• Fiebre y escalofríos intermitentes
• Picazón inexplicable en todo el cuerpo
• Pérdida del apetito
• Sudores fríos abundantes
• Inflamación indolora de los ganglios linfáticos del cuello,
las axilas o la ingle (ganglios linfáticos inflamados)
• Pérdida de peso inexplicable
En muchas ocasiones la enfermedad es diagnosticada después de una biopsia de ganglios linfáticos o médula ósea, pruebas de química sanguínea (niveles de proteína, función hepática, función renal o niveles de ácido úrico), tomografías computarizadas del tórax, el abdomen y la pelvis y el conteo sanguíneo completo para ver si existe anemia.
Durante las últimas décadas las tasas de supervivencia han mejorado en gran parte debido a los avances en el tratamiento como la quimioterapia, radioterapia, terapia biológica dirigida o cirugía. Aproximadamente se calcula que la tasa de supervivencia es de 5 años en un 86% de pacientes diagnosticados con Linfoma de Hodgkin.
Es importante que la persona que presente cualquier síntoma, acuda con inmediatez al médico para descartar cualquier enfermedad crónica y poder tratar su procedimiento desde un inicio con el fin de que la patología no avance a otras partes del cuerpo.