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¿Cómo puede impactar la innovación en la mejora y transformación de la Escuela?

Hablar de innovación es hablar de un proceso que busca mejorar alguna situación, ya sea solucionar problemas, crear un nuevo producto que no existe o mejorar un proceso; una innovación sin propósito no generará un cambio. Entonces, cuando hablamos de innovación en la enseñanza, el aprendizaje debe tener un impacto, por lo que es necesario entender y priorizar la problemática para que se convierta en un proceso de mejora intencional enfocado en atender una problemática real. o qué queremos mejorar,

Según Lea Sulmont Haak, miembro del Consejo Asesor de la UNIR en Perú, “hoy en día tenemos que ser más sensibles con los cambios generados después de este largo periodo pandémico en países como Ecuador.  Una de las necesidades de innovación que se puso en evidencia fue trasladar la educación tradicionalmente presencial a un sistema remoto para el cual la gente no estaba preparada, sin embargo, hemos descubierto que sí es posible adaptarnos”.

La educación innovadora tiene notables diferencias con la educación tradicional que conocemos; la educación innovadora escucha a las demandas sociales y responde de manera creativa a los desafíos. Una educación tradicional tiene un modelo transmisivo en donde el único que tiene el conocimiento es el docente y el estudiante solo aprende, tiene contenidos compartimentalizados con libros de texto para cada una de las materias, horarios rígidos o pruebas de salida.

Por otro lado, la educación innovadora se basa en evidencias, porque el hecho de recibir información no significa que un estudiante aprenda. El aprendizaje debe contar con estrategias y métodos activos que fomenten la autonomía, la cooperación y la conexión, además debe tomar en cuenta el contexto de los estudiantes con la realidad para que estos aprendan de una manera eficaz.

En este sentido, la educación innovadora se debe nutrir de la investigación; una de las ciencias que lo demuestran es la neurociencia, la cual entiende cómo aprendemos, cuándo y con qué métodos, considerando la situación de los estudiantes. Por ejemplo, a través de proyectos, enseñanza personalizada, sistemas de evaluación distintos, entre otros métodos que favorecen un adecuado aprendizaje para los jóvenes.

Por lo tanto, es fundamental basarse en el tema contextual de la institución educativa y en los estudiantes, como considerar los recursos, la infraestructura, el soporte y la capacitación de los docentes para implementar una educación innovadora adecuada que esté centrada en la modificación de todo el entorno.

No es necesario que todo cambie a la vez y de forma repentina, la innovación cuando está en desarrollo y ejecución necesita implementar un piloto para permitir un proceso adaptativo con la comunidad educativa. En ocasiones, las empresas son más ágiles, pero el campo de la educación suele tener más resistencia al cambio, por lo que tiene que ser un proceso progresivo con constantes evaluaciones, donde los errores no son permitidos al tratarse de la formación de una persona, asegura Lea Sulmont Haak.

El papel del líder de una institución es fundamental porque debe tener en claro que los sistemas educativos no pueden seguir como tradicionalmente eran, rígidos, iguales y en sentido vertical. No generar un cambio porque sí, sino porque la evidencia confirma que el aprendizaje sucede de otra manera y las necesidades que tenemos en este siglo XXI, que se formaron a partir de toda la problemática que nos ha causado la pandemia e incluso antes, han puesto en evidencia que se requieren sistemas educativos más adaptados, flexibles y conectados con la realidad.

Para Lea Sulmont Haak, “los docentes somos muy innovadores porque siempre estamos tratando de resolver los problemas, pero hoy en día no tenemos que poner la mirada en el  docente innovador, sino en equipos de docentes que trabajen colaborativamente en la innovación, ya que esta requiere mover tantas piezas que si se la deja solo al docente: no va a ser ágil, no va a tener el impacto y caerá agotado porque sabe que lo tradicional no funciona”.

La cultura de la instrucción es una cultura de mucho diálogo, por lo que un proceso de innovación debe adoptarla para luchar contra sus impedimentos, como son la resistencia o la costumbre por parte de los padres de familia o de las mismas instituciones. El camino hacia la innovación es un trabajo en conjunto, con constante comunicación, sensible y de bastantes pruebas para garantizar un buen aprendizaje que forme a los estudiantes de todas las edades.